domingo, 25 de julio de 2010

Curso de Canto Barroco

No hay comentarios:
Procuro hacer un curso de verano todos los años si puedo. De música. Este año ha sido en la recientemente inaugurada Escuela Coral de Madrid. Un curso monográfico sobre el canto en la estupenda época  para la música como es el barroco. El director ha sido Óscar Gershensoh, director de la Capilla Real de Madrid, Coro Via Magna y Coro de niños de la Comunidad de Madrid. Un tipo simpático, que llenó el curso de anécdotas y buen humor. Además es uno de los grandes del mundo coral en España, con lo cual se aprende mucho, que es lo que importa.


El curso ha estado muy bien,  todo, la organización, el programa. Sólo una pega: el lugar, una clase del instituto de bachillerato Cardenal Cisneros, junto a la plaza de España. El edificio es muy bonito, a la antigua, con un patio interior a modo de claustro también estupendo. Ahora bien como la calle a la que daba la clase era muy ruidosa había que cerrar las ventanas y entonces hacía un calor horrible. Tremendo. Ahora bien, hay que comprender que el número de alumnos y el precio del curso tampoco es que dé para alquilar grandes instalaciones, no es claramente un gran negocio,  por lo que queda todo queda perdonado. Todo sea por el arte.

El director sin conocernos y nosotros sin habernos juntado antes, ni estudiado la partitura antes (al menos yo) consiguió que aquello empezara a sonar más o menos. No digo como si fuera un coro profesional, pero aquello sonaba a música y más o menos afinado, que no es poco.

María, la pianista, es lo que se llama una buena pianista acompañante, o de ensayo. De todos los pianistas que me encuentro en los ensayos no todos están tan pendientes del director, de la afinación, de echar un cable a los cantantes, en fin, de estar metida de lleno en el ensayo.

Cuando parábamos para descarsar abríamos las ventanas. Esta era la vista.


En uno de los descansos puede comprobar que en la clase estaba este objeto infernal. Un proyector de video antiguo, de primera generación diría yo. En estos tiempos haré seguramente mis bodas de plata en la profesión audiovisual (meritorio, oyeven, auxiliar, ayudante de cámara, cámara, realizador....) además de las bodas de plata matrimoniales por cierto. Bien pues cuando yo empezaba en esto ví algún proyector como estos ya en desuso y anticuado en esa época. Ya existían proyectores portátiles -aunque muy grandes desde luego- que dejaban a este fuera de circulación. Cuento todo esto para dar una idea de la antiguedad de este aparatejo y la sorpresa de que en una clase de un instituo lo conserven todavía no sé porqué razón.





El director.

domingo, 18 de julio de 2010

Ars Hospital

No hay comentarios:
La arquitectura al servicio del usuario es fundamental, aunque también  tiene que tener una doble intención junto con la estética. Los edificios son grandes, se ven, se transita por ellos, se viven, por tanto deben entrar también por los sentidos. Hace unos meses operaron a Mercedes, mi suegra felizmente recuperada, en el Hospital Quirón de Madrid, en Pozuelo de Alarcón. Es un edificio/escultura, práctico, minimalista pero no frío, con color, austero, muy interesante. Desde el punto de vista fotográfico fué estupendo visitarlo durante algunos días y hacerle fotos con el móvil.












martes, 13 de julio de 2010

En tiempos de Mudanza

5 comentarios:
En tiempos de tribulación no hacer mudanza. Frase atrubuída a la Santa de Ávila aunque también hay gente que la pone en boca de Ignacio de Loyola. El fundador de los jesuitas aconsejaba a los nuevos miembros de la Compañía no hacer mudanzas en tiempos de tribulación. El consejo nada tenía que ver con el cambio de sede, se trataba de resistir los embates de los poderes terrenales. Nosotros, los López Trejo hemos hecho mudanza de verdad, cambio de casa, cambio de vida y las tribulaciones afortunadamente sólo han sido de orden práctico y pocas. Aunque la procesión va por dentro -vaya con las referencias eclesiásticas- creo que también hay mudanza interior.










Quitamos la tarjeta con nuestros nombres del buzón.
Hube de guiar al camión de la mudanza de una dirección a otra. Como es lógico el camión iba despacio, cargado y yo iba haciendo tiempo para que no me perdiera. Algunos conductores insensibles me pitaban pero yo miraba por el espejo retrovisor del coche y veía el camión con todas nuestras cosas en él, con nuestra vida de veinticinco años en su interior y hubo un momento en que me afloró una lágrima. Al fin y al cabo era una metáfora como una catedral de grande. Había que ser un animal para no sentir nada en ese momento. Isabel, Cristina y Luis iban en el otro coche que tenemos y yo, solo, en el otro, pensando en estas tonterías.









Colocamos la tarjeta -la única que tenemos- en el nuevo buzón. Es curioso, pero en seguida estuvimos en nuestra casa. Una casa es aquella donde estás en ese momento con los tuyos. Enseguida estuvimos en casa de nuevo. Sólo hubo un rato, media hora o tres cuartos de hora, el tiempo que nuestra vida, nuestras cosas, nuestros objetos estuvieron en el camión durante el camino en el que estuvimos en una especie de limbo, de lugar impreciso, de no lugar, de no hogar, pero en cuanto llegamos al nuevo destino y nos dejaron las cosas los hombres de la mudanza -por cierto que hombres y que trabajo más duro- estuvimos nuevamente en nuestra casa.




Hace ya algún tiempo que empezamos a despedirnos del pueblo. De la gente sobre todo, claro. Hay buenos amigos que lo seguirán siendo, pero hay otra buena gente a la que no veremos más y hemos ido despidiéndonos poco a poco. Sobre todo en la escuela de música, donde hemos pasado tan buenos momentos.



María José, profesora de solfeo ha tenido una paciencia brutal. Con los niños entiendo que hay que tener paciencia por el jaleo y todo eso, pero con los mayores... que no estudian y que son/somos torpes y despistados también hay que tener mucha y Maria José durante todo este tiempo la ha tenido y nos ha enseñado mucho.


La plaza del pueblo. Además de estar la escuela de música está ubicada la iglesia, donde hemos asistido a comuniones, bautizos, conciertos...

Salva es el director de la escuela. Es jóven y tiene muchas ganas de hacer cosas. También es el marido de Maite, la profesora de violín que Cristina ha tenido durante años, que es estupenda. Forman una pareja musical y ahora paternal fabulosa.


La plaza, quizá mejor no recordar quienes y cuando nos hemos reunido aquí durante años. Aunque es realmente fea y no tiene nada de especial, si uno se pone nostálgico...  pues eso...



Tocando el cajón en la audición de lenguaje musical.


Esta se ha colado en medio de todo esto. Es Prada, la nueva mascota de Cristina. Se la regalamos porque hemos comprobado que realmente Cristina se ha esforzado mucho este curso entre los estudios del cole y la música. Se lo merecía. También ha viajado a Majadahonda.


Esta fué la audición del combo, lástima que no hay video. O quizá mejor, porque así en fotos parece que tocamos y todo.


Conchita canta muy bien. Pertenece a varios grupos de jazz, clásica...


Además es profesora de inglés de profesión, por lo que el tema de la pronunciación está completamente salvado.




En los últimos tiempos Isabel y su inseparable amiga Toñi formaron parte del grupo de teatro del pueblo.


Aquí están en la última obra que han interpretado esta temporada.


Los compañeros de clase de música.


Anochecer desde la azotea.

El mismo cielo,
desde otro lugar.