domingo, 22 de agosto de 2010

Lecturas de Verano 3

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Fotografía  Jose Cruces y Tamara Hevia


Excelente poemario. Breve, con intensidad, con las palabras justas, bien elegidas. Una buena lectura de este escritor y periodista de A Coruña (1959) que trabaja para El Heraldo de Aragón.

Vivir del aire

Nunca he sabido qué me duele. No he sabido
ponerle palabras a este vago estupor de existir y
resistir. Intento reinventarme a cada hora. Hago
acopio de felicidad: si no la atisbo, la creo, la
busco afanosamente en cualquier sitio, en cualquier
objeto, en un jirón de nubes negras, en los
almendros que muestran sus flores deslumbrantes
cuando se despereza marzo. Me fajo como un
púgil o un erizo furioso contra el airado descontrol
de la soberbia. Sueño que la felicidad que ansío está
en todo: en cuanto me ve al pasar, en la cigüeña que
despliega sus alas en el torreón, en medio de la corriente,
en el pato que anda, vuela y nada en el Canal antes de
ocultarse bajo el tronco de un gran abedul. Nunca he
sabido qué me duele, pero percibo un agobio dentro,
un cosquilleo de rabia, una perplejidad de metales en
la lengua y en la sangre. Vivir, a veces, es abandonarse,
prescindir de la impostura, despojarse de la ambición
y del vértigo: dejarse ir, hacia la inalcanzable montaña
de nieve, con las manos en los bolsillos...

Fotografía Vicente Almazán

domingo, 15 de agosto de 2010

Lecturas de verano 2

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Este ha sido el libro del verano en casa. Pero por polémico. Después de que Maria Isabel escuchara una entrevista en la radio con el autor y yo leyera algo sobre el libro seguramente en la revista Qué Leer, en Babelia o similar, lo compré. Lo leyó primero ella, se horrorizó durante su lectura, me comentaba cosas y en cuanto ella lo terminó lo leí yo. Hemos hablado sobre el libro y prácticamente estamos de acuerdo en casi todo. Es un extraño libro en el que el autor hace un repaso de la vida con su padre, de la relación que ha tenido con su padre desde que era niño hasta que el padre hace poco murió. El libro tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera parte es la relación con su padre desde niño, cuando su padre se separó de su madre y sus encuentros fueron los de hijo de padres separados. Desde el principio Giralt recuerda las ausencias del padre y la rabia que él iría acumulando todo ese tiempo. Es un relato descarnado, yo diría que impúdico, en el sentido de que retrata en todo momentos los fallos, defectos y errores del padre pero sin mirar en ningún momento su propio ombligo. Entiendo que en un primer momento el hijo de un padre que no está en casa puede desarrollar cierto sentimiento de aversión y de rabia, pero a Giralt se le nota mucho más que eso, o al menos parece que siente verdadero resentimiento hacia el padre. Por otro lado en sus propios recuerdos habla mucho del tiempo pasado con él, de manera que no parece que hablemos de un cierto abandono, sino del clásico tiempo de padre e hijo separados en el que el padre intenta acercarse a su hijo, pero por lo que parece el autor no estaba mucho por la labor.

Hijo único, carga las tintas contra el padre sin apenas nombrar a la madre, de la que poco sabemos sobre su papel en toda esta historia. De fondo aparece como sufridora pero no conocemos muchos más detalles. Mientras el hijo sigue haciendo repaso de su padre sobre lo mal que se portó con él y sobre la opinión negativa que tenía sobre él y sobre su forma de actuar, en algunos casos de manera casi ofensiva, como que estaba obeso, que le manipulaba su segunda mujer, etc, el lector empieza a tener cierta simpatía por la figura paterna y lo contrario por el hijo. Porque como digo aunque él recuerde casi todos sus encuentros con cierto desdén cuando menos, el caso es que el padre le llama, le invita a comer o apasar las vacaciones y por lo que se deja entrever no parece el mal tipo que el autor de Tiempo de Vida se esfuerza en esta primera parte en exponer.
Una obra de Juan Giralt, pintor reconocido y padre del autor.

Su padre era pintor, tiene cierta vida bohemia, viviendo con becas, las exposiciones que realiza o alguna que otra actividad. Yo no sabía de él, pero a raiz de leer este libro he mirado por internet y verdaderamente era un pintor interesante, que tuvo su reconocimiento, aunque quizá no el que todo artista quisiera.

Juan Giralt en su estudio.

Este libro es de una sinceridad poco usual, de una desnudez fantasmagórica. Pero cuidado, porque no estoy hablando en absoluto del llamado vómito testimonial: esta es una obra muy sofisticada, muy literaria, comenta Rosa Montero en su crítica de El País. Bueno ¿que diferencia a este libro de una entrevista con el autor en Salsa Rosa? ¿el hecho literario?¿la obra sofisticada? ¿Porqué si no se nos caen los anillos en reconocer a primera vista un programa basura del corazón ¿porqué ningún crítico habla de libros basura? o libros que no se tenían que haber escrito, libros que tenían que haberse quedado para la intimidad,  igual que los comentarios de las estrellas de la telebasura no se tenían que haber retrasmitido por el costoso medio de televisión. ¿cuánto cuesta publicar un libro? En mi opinión el libro no contiene más que algunos pasajes donde se vean claramente valores puramente literarios -alguna frase un poco preparada para el efectismo hay- pero ¿es una obra muy muy literaria? yo diría que no.


En la segunda parte el padre contrae una enfermedad mortal. Los médicos predicen un Tiempo de Vida y el autor decide encargarse de él, ayudarle y pasar ese tiempo de vida lo más cerca de él. Esto es encomiable desde luego, pero el autor cae en otra trampa de su propio ego: escribe el relato del tiempo que pasa con su padre, de lo mucho que lo cuida, en definitiva de lo mucho que hace por él. De nuevo el relato vuelve a las andadas, el castigo, la pena, la redención, todo ello con un protagonista: el autor, porque él aparece como benefactor, cuando en realidad está haciendo lo que debe, lo que tantas personas hacen cada día y no lo van pregonando por ahí, ni poniéndose medallas. Vuelvo a pensar que es un relato impúdico ¿amoral? ¿porqué contar todo lo bueno que yo he hecho por alguién que se portó tan mal conmigo?¿debo contarlo?¿pierde toda razón de ser por el solo hecho de narrarlo en un libro? Ya, es que es un libro y tiene valor literario...
En fin, es este un texto terrible de leer, donde se ve tan de cerca el rencor hacia una persona, que además es el padre. Es un libro triste. Desde luego yo lo leí del tirón, no sé si por morbo o por otra cosa. Hacia el final del libro el autor comenta que va a ser padre, es de esperar que tenga mejor suerte o que sea verdaderamente un padre modelo, aunque lo veo difícil. Cuando su hijo lea este libro tal vez le diga: ¿papá, realmente era así el abuelo?
Marcos Giralt Torrente, nieto del famoso escritor que tanta familia tuvo ha escrito un libro que no creo que guste precisamente a la familia desde luego -aunque supongo que le dará igual- y en definitiva a nadie que conociera a su padre ya que su recuerdo no queda bien parado, aunque él halla conseguido liberarse de los demonios que le pudieran atormentar. .
Me he hecho más frágil, me he hecho más triste, me he hecho más temeroso, me he hecho más escéptico, me he hecho más viejo comenta en un párrafo.
Ya, pero después de todo era su padre. Eso no se hace.
Puesto que esto es sólo una opinión recomiendo la lectura del artículo de Rosa Montero de El País, donde ella expone -mucho mejor escrito claro- su opnión favorable -al contrario que la mía-  hacia el libro.

domingo, 8 de agosto de 2010

Lecturas de Verano

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La autora escribe un ensayo sobre el silencio. El silencio liberador principalmente, pero también sobre el silencio usado como arma, en la tortura, en una soledad mal entendida u obligada.


«Lo que quiero es vivir en el mayor silencio posible en este momento de la historia», Sara Maitland. Viaje al silencio es el resultado de diez años de búsqueda explorando el silencio con todas sus contradicciones y paradojas: como fuente de paz pero también de miedo, de creatividad y de parálisis, en diferentes contextos geográficos, tales como páramos, islas escocesas, monasterios budistas, cristianos y reuniones cuáqueras, viajes al monte Sinaí y paseos por el montañoso sur de Escocia. También en textos literarios de místicos, exploradores, aventureros y condenados al ostracismo. Sara Maitland escribe su tesis principal en la que el silencio no debe concebirse como ausencia o vacío, sino como presencia.
Nacida en una familia conservadora de clase alta, educada en Oxford, activista feminista, esposa de un vicario anglicano del cual se separó cuando sus hijos fueron mayores y decidió convertirse en una especie de eremita viviendo en un remoto lugar de la costa inglesa donde el lugar más cercano donde hubiera alguien estaba a más de treinta y cinco kilómetros. Sara Maitland descubrió que estaba harta del ruido que rodeaba su vida.


Es un libro mezcla de autobiografía, literatura de viajes, meditación y ensayo. Es un poco aburrido la verdad.


El siguiente libro es otra cosa.


En 1982, tras dejar el local de jazz que regentaba y decidir que, en adelante se dedicaría exclusivamente a escribir, Haruki Murakami comenzó también a correr. Al año siguiente correría en solitario el trayecto que separa Atenas de Maratón, su bautizo en esta carrera clásica. Ahora, ya con numerosos libros publicados con gran éxito en todo el mundo y después de participar en numerosas carreras de larga distancia en diferentes ciudades y parajes, Murakami reflexiona sobre la influencia de este deporte ha ejercido en su vida y en su obra. Mientras habla de sus duros entrenamientos diarios y su afánde superación, de su pasión por la música o de los lugares a los que viaja, va dibujándose la idea de que para Murakami escribir y correr se han convertido en una actitud vital. Reflexivo y divertido, filosófico y lleno de anécdotas, este volumen nos adentra plenamente en el universo de un autor que ha deslumbrado  crítica y público.
Pues bien, este es el segundo libro que leo en lo que va de vacaciones de verano. Es el que más me ha gustado no del verano sino de lo que va de año y en general desde hace mucho tiempo.


El libro se lee de una manera muy cómoda lleno de momentos antológicos.
Para mí, correr, al tiempo que un ejercicio provechoso, ha sido también una metáfora útil. A la par que corría día a día, o a la vez que iba participando en carreras, iba subiendo el listón de los logros y, a base de irlos superando, el que subía era yo. O al menos, aspirando superarme, me iba esforzando día a día para conseguirlo.

Para el que le guste correr es un libro imprescindible ya que habla de aspectos de la carrera que son muy familiares a cualquiera que practique este deporte y además lo hace de una manera que emociona y entretiene. Pero si no se es corredor también gustará, ya que está escrito de una manera muy directa, sin grandes artificios, pero con buena cargas de profundidad. Un libro altamente recomendable.


Javier Campano. Fotografías.
Hotel Mediodía.

Este libro más que para leer es para ver, para mirar,  detenidamente, observar y sentir. Muy interesante este fotógrafo.








A pesar de ser Trapiello un consumado editor y un solvente escritor del que ya he leído otras cosas, este libro no me ha gustado. Poemas dispersos, no me han llegado, no los he entendido o quizá los leí en mal momento. Lo más interesante es la edición de la Editora Regional de Extremadura que siempre cuida al detalle los libros. Comprado en la librería Alcaraván de Urueña este verano, de los pocos sitios donde se pueden encontrar libros verdaderamente raros.



Imposible terminar este libro. Mira que lo busqué y no lo encontraba y lo guardaba para estas vacaciones. El tema era jugoso. El diario de viaje por el Camino de Santiago de un humorista de la televisión alemana -entendía yo que una especie de Buenafuente alemán- pero el relato no tiene ni ninguna gracia ni ningún interés lo que le ocurre a este peregrino durante su viaje.


Desde luego si Buenafuente decidiera hacer el camino de Santiago escribiría algo mucho más divertido, seguro.


Este es el primer libro que saco de la biblioteca. Menos mal, porque si lo llego a comprar hubiera tirado el dinero y sobre todo ocuparía un sitio en nuestra biblioteca que no merece. La editorial propone a diez poetas que escriban un poema y a diez músicos que escriban una partitura a partir del texto del poeta, cada músico elige un poema.  Entre los poetas hay gente interesante como Antonio Colinas -ha escrito cosas muy buenas como El tratado de Armonía- y el repeinado Luis Alberto de Cuenca que tampoco se luce. Aparte hay otros como el almibarado Félix Grande o el esxraño Gamoneda.  Para elegir a los músicos no se han quedado cortos. El inefable Tomás Marco que está omnipresente en la música contemporánea española y que junto con Zulema de la Cruz son algunos de los responsables de que la gente huya despavorida cuando se habla de música contemporánea. Ellos junto con otros son responsables de este distancia entre música contemporánea y público y la gente no sabe que hay músicos de ahora que hacen una música clásica comprensible y buena pero no son tan mediáticos. La música de este disco en concreto es inaudible e imposible de escuchar entero.
Bendita biblioteca.


 ¡Qué diferencia del anterior! El segundo libro que saco de la biblioteca lo compensa todo. Es de mi admiradado y recientemente desaparecido ya centenario Juan Antonio Muñoz Rojas. Sencillez, solo aparente claro. Emociones directas, palabras precisas. Tengo casi todos sus libros comprados y este es el primero que leo suyo sacado de la biblioteca. Si lo encuentro por ahí lo compro. Además como está editado por Pre-Textos tocarlo es una delicica.

I

Señor que me has perdido las gafas,
porqué no me las encuentras?
Me paso la vida buscándomelas
y tú siempre perdiéndomelas,
me has traido al mundo para esto,
para pasarme la vida buscando unas gafas,
que están siempre perdiéndoseme?
Para que aparezca este tonto
que está siempre perdiendo unas gafas,
porque tú eres Señor, el que me las pierdes
y me haces ir por la vida a trompicones,
y nos das los ojos y nos pierdes las gafas,
y así vamos por el mundo con unas gafas
que nos pierdes y unos ojos que nos das,
dando trompicones, buscando unas gafas
que nos pierdes y unos ojos que no nos sirven.
Y no vemos, Señor, no vemos,
no vemos Señor.



domingo, 1 de agosto de 2010

Festival de Olmedo

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Un verano hace más de veinte años Maria Isabel y yo fuimos con Maria y Luis (Cris no había nacido) al recientemente inaugurado por aquellos tiempos parque Tierno Galván de Madrid. Un sitio estupendo donde estuvimos paseando y jugando con los niños hasta tarde. Por la noche nos sentamos en una terraza en una especie de auditorio/anfiteatro a descansar y tomar algo. Luisete se quedó dormido en brazos y María apenas aguantaba el sueño, pero comenzaba a hacer fresco y se estaba bien allí.  Detrás de una especie de escenario en el que no había nada preparado como tal comenzaron a salir unas figuras con una música que empezaba a sonar de fondo. La música y la forma de las figuras en la oscuridad presagiaba que allí iba a ocurrir algo, comenzaba algo aunque no sabíamos qué. Algunas de esas figuras se movian arrastrándose y se acercaban hacia nosotros. Comprendimos que se trataba de algún tipo de espectáculo y empezamos a disfrutarlo con una cierta inquietud ya que las figuras eran personajes extraños, deformes. mostruos, hadas y seres inquietantes, actores ataviados con unos disfraces extraordinarios en los que no se veía ningún atisbo de la persona que iba dentro. No sólo era ropa lo que llevaban sino artilugios mecánicos, alas o arrastraban cosas. Un hada gigante sobre unos zancos y con unas grandes alas emitía una especie de graznido entre humano y animal. No hablaban, se acercaban, nos miraban pero claro no nos tocaban. Lógicamente los niños no lo tenían muy claro y hubo que explicarles lo que era aquello para que no se asustaran demasiado. Luisete estuvo todo el rato dormido y los actores yo creo que conscientes de el tipo de espectáculo que realizaban tampoco se acercaban mucho a los niños sino más bien a los adultos.
Cuando terminó el espectáculo me acerqué al camerino que había detrás del escenario donde se estaban cambiando los actores. Estuve hablando con ellos, les dije que me gustó mucho su trabajo y que me dieran sus datos. En ese tiempo hacía muchos anuncios de televisión y algún que otro videoclip donde bien podían colaborar esta estupenda companía Morboria que acababa de conocer. Los propuse en un par de proyectos, pero no cuajó ninguno. Un tiempo después en el antiguo cine San Blas reconvertido en plató de televisión asistí a la presentación de un programa que antena 3 iba a comprar y en la fiesta ahí estaban ellos colgados por el plató o paseando entre la gente haciendo su espectáculo.
Siempre me pareció un grupo interesantísimo, les he seguido la pista pero no había tenido ocasión de verles de nuevo. El pasado lunes les vimos en el festival de teatro clásico de Olmedo con El Avaro de Moliere.


Nos pegamos una escapada hasta Olmedo que está bastante cerca de Madrid, a unos 120 kilómetros y fuimos al teatro. Acostumbrados a Almagro hay que decir que al festival de Olmedo le queda todavía un tramo, un rato para acercarse a Almagro en cuanto a Festival. Sólo llevan cinco años frente a los treinta y tres de Almagro. Hay poca oferta y el pueblo no está preparado aún. No hay apenas infraestructuras -hoteles, restaurantes, etc.- pero bueno ya llegarán.

Para ambientarnos sobre la época y el autor el día anterior nos vimos esta peli que en España fué renombrada como Las Aventuras amorosas del joven Moliere. Como casi siempre se podían estar quietecitos ya que el título real -tan sólo Moliere- es mucho mejor. Porque aunque efectivamente trata sobre la época más joven y alocada del autor, no sólo trata del amor sino de su forma de entender la vida y el teatro. Una película interesante que nos vino al pelo antes de ver en teatro El Avaro. La obra nos encantó. Es divertidísima y la puesta en escena también muy buena y aunque el vestuario y la caracterización son muy buenas pero claro no tiene tanto el sello morboria. Pero vamos, nos gustó mucho.
A los pocos días de llegar a Madrid nos fuimos a ver El Sueño de una noche de verano también por Morboria, en el teatro Alcázar. Dos obras seguidas de ellos en tan solo unos días y después de tantos años sin verlos. La obra es espectacular. La puesta en escena es fastuosa.  Aquí sí que aparece el sello característico del grupo. En la puerta había un estraño personaje dando octavilla de publicidad de la obra y haciéndose fotos con la getne. En el hall del teatro había una exposición de de esculturas relacionadas con la obra El maquillaje y el vestuario es extraordinario creando un mundo onírico como pocas veces se ve en el teatro. Si este grupo funcionara a nivel internacional, se lo rifarían, incluso para  el cine.



Además la segunda parte es divertidísima. El público se partía de risa, sobre todo los niños. Es una obra muy pero que muy recomendable.