domingo, 22 de agosto de 2010

Lecturas de Verano 3


Fotografía  Jose Cruces y Tamara Hevia


Excelente poemario. Breve, con intensidad, con las palabras justas, bien elegidas. Una buena lectura de este escritor y periodista de A Coruña (1959) que trabaja para El Heraldo de Aragón.

Vivir del aire

Nunca he sabido qué me duele. No he sabido
ponerle palabras a este vago estupor de existir y
resistir. Intento reinventarme a cada hora. Hago
acopio de felicidad: si no la atisbo, la creo, la
busco afanosamente en cualquier sitio, en cualquier
objeto, en un jirón de nubes negras, en los
almendros que muestran sus flores deslumbrantes
cuando se despereza marzo. Me fajo como un
púgil o un erizo furioso contra el airado descontrol
de la soberbia. Sueño que la felicidad que ansío está
en todo: en cuanto me ve al pasar, en la cigüeña que
despliega sus alas en el torreón, en medio de la corriente,
en el pato que anda, vuela y nada en el Canal antes de
ocultarse bajo el tronco de un gran abedul. Nunca he
sabido qué me duele, pero percibo un agobio dentro,
un cosquilleo de rabia, una perplejidad de metales en
la lengua y en la sangre. Vivir, a veces, es abandonarse,
prescindir de la impostura, despojarse de la ambición
y del vértigo: dejarse ir, hacia la inalcanzable montaña
de nieve, con las manos en los bolsillos...

Fotografía Vicente Almazán

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