domingo, 2 de octubre de 2011

Como hablar de los libros que no se han leído.


En principio el título del libro es claramente provocador ya que lejos de contener un esquema tipo libro de autoayuda de como conseguir que.. lo que contiene es un profundo análisis del acto de la lectura, de como nos enfrentamos las personas al hecho de leer, de recordar lo leído  y de lo que de aprendizaje tiene la lectura y sobre todo de la manera en que hablamos de los libros en nuestras conversaciones, los hayamos leído o no. 
Voy a reproducir algunos párrafos o títulos de capítulos con los que comprenderá bastante claramente de esto que estamos hablando.

Las personas cultivadas lo saben -y sobre todo, para su desgracia, las personas no cultivadas lo ignoran-, la cultura es en primer lugar una cuestión de orientación. Ser culto no significa haber leído tal o cual libro, sino en saber orientarse en su conjunto... ( ) Por eso haber leído tal o cual libro carece de importancia para la persona cultivada, pues si bien no está informada con precisión acerca de su contenido, es a menudo capaz de conocer su situación, es decir, el modo en que éste se dispone en relación con los otros libros.


Yo creo que el autor viene a decir que en determinados casos de libros -sobre todo los tochos, o también los tostones, o más en general libros que no tendríamos vidas suficiente para tener tiempo para leerlos al autor le parece que es suficiente tener información sobre ellos, de una manera más o menos genérica al menos para mantener una mínima conversación sobre la obra. Yo estoy de acuerdo. Por ejemplo yo leo una o varias revistas mensualmente dedicadas al mundo del libro, con entrevistas a los autores sobre sus obras, presentaciones, concursos, reportajes. La mayoría de los libros sobre los que leo lo hago de una manera genérica pero obteniendo la mayoría de las veces una información más que suficiente para tener una visión de conjunto sobre la obra y una opinión acerca de éste sin necesidad de haberlo leído. Además puedo interesarme algo el tema, pero no tanto como para comprarlo -los libros son muy caros- y el poco tiempo que hay para leer necesita de una criba importante de títulos.

Hay un título  clarificador de otro de los capítulos de este libro.


LOS LIBROS QUE SE HAN OJEADO

Donde se comprueba, con Valéry, que es suficiente con haber ojeado un libro para consagrarle todo un artículo y que incluso sería inconveniente, para ciertos libros, proceder de un modo distinto.

O este otro

LOS LIBROS DE LOS QUE SE HA OÍDO HABLAR

Donde Umberto Eco demuestra que no es necesario haber tenido un libro en las manos para hablar de él en detalle, a condición de escuchar y leer lo que los otros lectores dicen a su respecto.

Otro asunto del que habla Bayard es algo que a mí siempre me ha preocupado y sobre el que dedica un capítulo con este enunciado.

LOS LIBROS QUE SE HAN OLVIDADO

Donde se plantea, con Montaigne, la cuestión de saber si un libro que se ha leído y se ha olvidado por completo, y del que incluso hemos olvidado que se ha leído, es aún un libro que se ha leído.

Es un tema fantástico que me ha encanto leer todo lo que este autor piensa sobre estas interesantes cuestiones.

Otra perla.

Así, para llegar a hablar sin vergüenza de los libros no leídos, resultaría conveniente desembarazarnos de la imagen opresiva de una cultura sin resquebrajaduras, transmitida e impuesta por la familia y las instituciones escolares; imagen con la que en vano intentamos coincidir durante toda nuestra vida. Y es que la verdad destinada a los demás importa menos que la verdad de uno mismo, accesible únicamente a quien se libere de la exigencia constringente de parecer cultivado, que nos tiraniza interiormente y nos impide ser nosotros mismos.

Ha sido una lectura estupenda, reflexiva aunque también muy divertida ya que el autor ilustra con casos curiosos, históricos... Un buen libro. No hay que dejarse engañar por el título.

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