domingo, 16 de agosto de 2009

Desde El Chiriguito Se Ve El Mundo


A tan solo tres días de finalizar las vacaciones en Santander en las que todo se estaba desarrollando con toda normalidad se ha producido un incidente que ha trastocado estos tres últimos días. Fuimos a visitar el zoológico de Santillana del Mar. Yo había oído hablar positivamente de este recinto cuando lo inauguraron hace ya años. Decían que era una nueva forma de entender los recintos zoológicos en cuanto a espacios, cuidados y demás tratamientos hacia los animales salvajes.
Isabel, Cristina y yo aparcamos el coche en el parking. En la maniobra le dí un buen arañazo a un coche aparcado ¿sería un presagio? Le dejé una nota con mi teléfono en el parabrisas para que mi seguro se lo arregle y nos encaminamos a la puerta del zoo. Justo al doblar una curvita para dirigirnos a la taquilla noto que hundo el pie en una especie de gran agujero en el que se me tuerce el pie derecho hacia una posición imposble en la que la planta del pie se torna perpendicular al suelo produciéndome un enorme dolor que me impide mantener el equilibrio y me dejo caer al suelo lentamente. Rápidamente Isabel y Cris van en mi ayuda y algunas personas intentan levantarme, pero es imposible, estoy espanzurrado en el suelo y no puedo ni moverme. Un poco de calma, que se pase el susto y empiezo a incorporarme despacio y notando que el dolor va poco a poco remitiendo. Me reincorporo, todo parece volver a la normalidad. Respiro profundamente, parece que voy a seguir sin más. Comienzo a andar, cojeo un poco pero parece que todo se normaliza. Sacamos las entradas y empezamos a ver el zoo. Como imaginabamos el zoo nos empieza a gustar: pájaros superexóticos en grandes jaulas donde se les ve que viven bien, incluso algunas zonas están abiertas y se ven a los pájaros entrar y salir del recinto. Monos con cientos de espacies distintas a cual más curiosas, reptiles, animales de granja, leones, tigres y un espacio encantador, una zona cerrada con un microclima húmedo con muchísimas plantas y miles de mariposas a cual más exóticas revoloteando por nuestras cabezas e incluso una preciosas y muy grande se apoyó durante unos instantes en un hombro de Isabel. En fin, el recorrido es estupendo, pero mi pié se iba resintiendo y cada vez me dolía un poco más. Comimos y terminamos de ver el estupendo zoológico cuando en el banco donde me senté a la salida observé que mi pié derecho tenía el aspecto de una pera bien grande, el pinrel estaba bien hinchado. Comenzó entonces el periplo de buscar un médico de guardia una tarde de agosto en un pueblo de costa cántabra. Despúes de varios viajes y pesquisas encontramos en San Vicente de la Barquera un médico, nos atienden rápido. Diagnóstico también rápido: claramente esguince. Solo tiene una cura, vendaje y reposo. Para más seguridad podemos ir al hospital de Torrelavega y radiografía. La verdad que es un protocolo que Isabel y yo conocemos de sobra, sobre todo por la cantidad de veces que hemos tenido que realizarlo cada vez que le ha pasado a alguno de nuestros hijos y tenemos tres. María, Luis o Cristina, torcedura, médico del pueblo, no parece que tenga rotura pero vaya a La Paz para asegurarse. Lllegada a La Paz y no salir hasta tres o cuatro horas después con un diagnóstico positivo eso sí, pero después de una larguísima espera. Algo así pasó aquí. Menos mal que sólo faltan tres dias, aunque luego en Madrid me espera la última semana de vacaciones. Aprovecharé para leer y para ver pelis. De momento mientras Isabel y Cris se dan un baño en la playa yo me quedo en el chiringuito con wi-fi a escribir en este blog y leer mientras tomo una cervecita, Carpe Diem.


2 comentarios:

Charo dijo...

Cuidate mucho y aprovecha el parón forzoso para descansar, que no hay mal que por bien no venga.

Besos

Victoria dijo...

Ánimo, primo Luis! Ha tenido "mala pata" que te ocurra en vacaciones pero no queda otra que aceptarlo. Cuídate y ve muchas pelis :)

Besos