domingo, 20 de junio de 2010

Robert Frost




Robert Lee Frost nació en San Francisco, California, el 26 de marzo de 1875, aunque es frecuente dar con notas biográficas señalando que nació el mismo día del año anterior. Ni la madre ni el padre pertenecían al Oeste: ella, maestra, aficionada a la lectura y escritura de versos, era escocesa emigrada de Edimburgo; él, newenglander de varias generaciones, puritano, había dejado Massachusetts a raíz de los malos efectos de la Guerra Civil en la economía regional. Los primeros años de la vida del pequeño Robert Lee transcurrieron, junto a su hermana Jeanie, como los de cualquier niño ciudadano de San Francisco, excepto porque en el hogar persistía la tradición puritana. Muerto el padre en 1885, madre e hijos se trasladan al Este y establecen en Salem, New Hampshire. De modo que a los diez años nuestro poeta tuvo una primera impresión del paisaje rural y el habla de los hombres simples de Nueva Inglaterra; el amor al color local yanqui y la fidelidad a ese amor, que llegarían a distinguir universalmente su poesía, tuvieron que ser, tras una experiencia inicial urbana del otro lado del continente, como quien dice, adquiridos.

Estudió en Harvard, pero no se graduó. Contrajo matrimonio en 1895 con Elinor White, madre de sus seis hijos (dos de los cuales habrían de morir en la infancia).

Fue maestro, fabricante de zapatos y reportero, hasta que en 1900 adquirió una granja en Derry, New Hampshire, y se dedicó a la avicultura. Por entonces la poesía no era más que un pasatiempo, tal vez un modo de consuelo ante enfermedades crónicas que lo postraban. Como viera hacia 1912 que la tendencia a no prosperar económicamente era irreversible, vendió la granja y cruzó el Atlántico con su familia, estableciéndose en un pueblo de Inglaterra llamado Beaconfield. Cultivó la amistad de los poetas Lascelles Abercrombie, Edward Thomas, Wilfred Gibson y Rupert Brooke. En Londres conoció a Pound y consiguió que un editor -David Nutt- se interesara por su colección de poemas A Boy's WiII, que había sido desestimada por algunas editoriales estadounidenses. El libro apareció en 1913, Y ai año siguiente apareció el segundo libro, North of Boston, también costeado por Nutt. . 



Atemorizado por la Primera Guerra, Frost regresó a su país en 1915. El editor Henry Holt, de New York, había publicado el año anterior North of Boston, el cual había tenido una excelente acogida en un vasto público. De manera que cuando Frost llegó, comprobó con gran sorpresa que era famoso, que tenía más lectores que ningún otro poeta contemporáneo de los Estados Unidos. Al año fue elegido miembro del Instituto Nacional de Artes y Letras; tan pronto como su poesía comenzó a ser estudiada en los colegios, comenzó a recibir invitaciones para dictar conferencias. En 1924 recibió el primero de los cuatro premios Pulitzer que le fueran otorgados; en 1930 fue elegido miembro de la Academia Americana. Suman más de medio centenar las instituciones que le concedieron títulos honoríficos, incluidas las universidades inglesas de Oxford y Cambridge. Frost terminó siendo, como dijo Yvor Winters, "lo más parecido a un poeta laureado, un poeta nacional". El Senado festejó sus setenta y ochenta aniversarios, los medios de comunicación lo consultaban acerca de los "grandes temas", sus poemas se transcribían en almanaques y posters, etc. Murió el 29 de enero de 1963. 


El camino no elegido

Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
hasta donde se perdía en la espesura,
Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requiería uso,
Aunque en cuanto a lo que ví allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.
Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.
Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.

1 comentario:

Charo dijo...

Me ha gustado el poema, sobre todo el final.